Enero pinta…

Siguiendo la tradición de los abuelos…

1 de enero. Enero pinta oscuro. Puede que las cortinas azul oscuro afecten la recepción de luz porque ya son las diez pasadas de la mañana en el trópico. Estoy durmiendo al revés, es decir, con los pies en la cabecera de la cama y eso solo evidencia que enero será un mes enredado, como corresponde: entre la cuesta de enero, los propósitos de año nuevo todavía con la tinta húmeda y los malos hábitos no hay quien pueda. Un repunte en la temperatura a mediados de mes que corresponde con ese subidón en el termómetro propio del mediodía indicará que la cosa promete mejorar. Cielos nublados no impedirán que el gritón del vecino ajeno (porque no es mi vecino, como tampoco es mi cama, como tampoco son mis cortinas, pero sí mis horas de levantarme) salga a jugar fútbol con un niño ¿su hijo? Tolerancia, enero pinta tolerancia. Hasta con el propio estómago. Oscuridad, cielos nublados y amenaza de lluvia para finales de mes: a penas para convencerse que hacerse corredor era una mala idea, de pies a cabeza. Diversidad culinaria traídas por el chino que estaba abierto: no nos faltará qué comer. Mucho humor, aunque sea del otro lado del mar. Enero pinta que será un mes risible, tal vez porque tengo cero habilidad en pintarme las uñas y eso me transporta al maternal y sus dibujos; quizá como resultado de leer nuestros propósitos de año nuevo humedecidos en el fondo del cajón y reírnos, de nosotros mismos, al pensar que semejantes ideas era posibles. ¡Feliz enero!

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